(CRHoy.com)- Tras soñar de jóvenes con el espacio interestelar y la física profunda, los costarricenses Sergio, Andre y Johan hacen realidad hoy en el CERN (Centro Europeo para la Investigación Nuclear) su anhelo de ayudar a desentrañar algunos de los enigmas de la naturaleza.
Estando en el cole, a Sergio Arguedas, quien creció en Moravia, le impresionó y marcó para siempre una escena de la película «Ángeles y Demonios» en la que se produce una “bomba” de antimateria.
A Andre Stahl, de San Ramón, le impactaron los relatos de Carl Sagan que su padre le leía sobre el universo, y a Johan S. Bonilla, de Goicoechea, le atraía ser metereólogo y presentador del tiempo en la televisión.
De este modo, totalmente convencidos de lo que les inspiraba como profesión, su primer salto a la meta fue zambullirse en la física y en las matemáticas sin imaginarse que, con el tiempo, coincidirían en ese gran templo de la ciencia nuclear, ubicado en la frontera francosuiza, para profundizar aún más en sus investigaciones.
De conocerse en el CERN como amigos para cocinar tamales o ver partidos de la Sele, con el tiempo empezaron a trabajar juntos en proyectos científicos diferentes aprendiendo de los conocimientos que cada uno de ellos, ya convertidos en doctores, obtenía según su disciplina.
Sergio, que se mueve entre la cosmología y la física de partículas, trata de ver qué encuentra, qué hay y de qué está hecha la materia oscura, esa suerte de fantasma negro que se cuela entre los espacios de la materia visible volviendo locas a las galaxias e influyendo gravitatoriamente en su desplazamiento.
Vale recordar que mientras la materia oscura abarca el 23 por ciento del universo, la materia ordinaria o visible cubre apenas el 5 por ciento y la energía oscura el 72 por ciento. De allí que, junto a otros científicos, Sergio le haya estado siguiendo la pista a una hipotética partícula de materia oscura llamada axion a través de detectores especializados.
Andre y Johan, en cambio, sí están metidos de cabeza en la física cuántica propiamente dicha, en otras palabras, en el mundo de lo inconmensurablemente pequeño, el de las partículas y subpartículas atómicas explorando nuevos hallazgos.
Andre investiga las propiedades del plasma de quarks y gluones, un estado de la materia que existió en las primeras etapas del universo y que se llega a recrear en las colisiones de iones pesados con el fin de descubrir nuevas interacciones.
Johan S. Bonilla, por su lado, desempeña la sensible tarea de cuidar y darle mantenimiento al sistema de detectores CSC (Cathode Strip Chambers) así como de realizar análisis de datos sobre nuevas partículas. Tiene, además, una vasta experiencia en la instalación de detectores a 100 metros bajo tierra con maquinaria pesada.
Para estos experimentos es esencial la compleja infraestructura del CERN dentro de la que destaca, además de sus potentes detectores, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), un túnel de 27 kilómetros de circunferencia a 100 metros bajo tierra.
La función de esta inmensa máquina, la más grande del mundo, es permitir a muy altas energías el choque de haces de partículas, como los protones, para obtener información vital de sus interacciones a esos niveles.
Entre los grandes logros históricos del CERN figura, precisamente, haber confirmado la existencia del bosón de Higgs que da masa a ciertas partículas, como el electrón, aunque no así al fotón.
Otro, la invención del Word Wide Web (www), originalmente concebido para intercambiar datos e información entre científicos y universidades, y que luego se globalizó de una manera vertigionosa e imparable.
Así mismo, el tratamiento de cáncer utilizando aceleradores de partículas es otra de sus grandes conquistas.
El mensaje de Sergio a los jóvenes costarricenses es que traten de buscar algo que les apasione conscientes de que hay que trabajar, sacrificarse y ser constantes.
Andre les aconseja armarse de valor y seguir sus sueños. Y Johan los insta a perseguir lo que aman pues siempre hay una manera de conseguir lo que se necesita para llegar adonde quieran.
En medio de su titánico trabajo como investigadores, los tres piensan mucho en Costa Rica y en cómo ayudar a su juventud para que tenga una buena formación profesional y ética como científicos.
Sergio se inclina por impulsar más el ámbito científico a través de la física experimental de altas energías.
A Andre le ilusiona promover la ciencia y tecnología a través de charlas y talleres, así como enlazar científicos nacionales con los de centros europeos y estadounidenses en la investigación de física de altas energías.
Johan quiere compartir su historia con los jóvenes ticos y motivar a la próxima generación con sus experiencias. Cree que ellos, si se lo proponen, tienen la capacidad de ponerse a la vanguardia científica del mundo.
Actualmente, la escuela de verano del CERN ofrece a los jóvenes de todo el mundo, incluyendo a los de Costa Rica, la posibilidad de estudiar y trabajar allá durante un periodo de dos meses.
Es toda una gran oportunidad tomando en cuenta que, a pesar de los avances científicos actuales en ese vasto campo, en realidad no se ha logrado otra cosa más que aumentar los grandes interrogantes de la naturaleza.